Crianza y Apego

 Los tipos de crianza y apego

¿Como se desarrolla la confianza y la seguridad en los niños?

La confianza en los niños se refiere a la creencia y seguridad que tienen en si mismo y en los demás.

Un factor sumamente importante para que se de la confianza y la seguridad, es el ambiente en el que crecen y se desarrollan los niños, ya que este es muy significativo para ellos, tanto a nivel cognitivo, físico, social y emocional, así como de autopercepción propia, autoestima, seguridad y confianza. Por lo que brindarle un ambiente sano y seguro al niño, le dará herramientas para fortalecer su seguridad y confianza.

Lo que un niño necesita es amor, cariño, afecto y sentirse queridos, la falta de afecto acarreará graves perturbaciones en el desarrollo de su personalidad. La autoestima se desarrolla en el niño al sentirse querido, por lo que es imprescindible para sentirse seguro, para tener confianza en si mismo y desarrollar su propia identidad.

¿Qué es la crianza?

La crianza es la oportunidad que tenemos las madres, padres y cuidadores para que nuestras hijas e hijos, puedan tener una vida satisfactoria, lograr objetivos, alcanzar la socialización, aprender los valores culturales y sociales, tener mayores posibilidades, lograr un estado de bienestar y tener capacidades para afrontar y superar los retos de la vida. 

¿Qué son los tipos de crianza?

Los estilos de crianza son las formas en que los padres o cuidadores interactúan con sus hijos y como estas afectan su desarrollo emocional cognitivo y social de los niños.

Tipos de crianza: 

Tipo de crianza	Comportamiento de los padres	Efecto en los hijos
Autoritario	Control excesivo.  Aplicación de fuerza.  Poca disposición y reciprocidad.  Muchas reglas.   No suelen ser afectuosos.  Expectativas y exigencias altas. Obediencia incuestionable. Desalientan expresiones de desacuerdo.	Poca capacidad de hacer frente a los problemas. Suelen ser sumisos, obedientes y tener una baja autoestima. Infelices, malhumorados y vulnerables al estrés.  Inseguros y con baja inteligencia emocional.  No tiene autocontrol sobre sus emociones o conductas cuando una fuente de control externo está ausente. Irritables, temerosos y temperamentales.  Pocas habilidades sociales.  Pueden revelarse en la adolescencia.
Democrático	Delimitan reglas y limites dentro del hogar y los transmiten. Abiertos a diálogos y explicar sus motivos. Comunicación asertiva.  Altas expectativas con los niños.  Sensibles a las necesidades de los hijo/as.  Flexibles, atienden y dan consejos.  Fomentan la autonomía y la toma de decisiones de sus hijos.  Negociación y el castigo limitado y juicioso.  Firmes sin ser explícitamente controladores.	Autoestima alto, empatía y capacidad de liderazgo.  Mayor capacidad de socialización y resolución de problemas. Control equilibrado de sus emociones, autonomía y comportamientos. Amistosos, energéticos y curiosos. Gran inteligencia emocional.  Son más maduros psicológicamente. Autónomo, cooperativo, confiado, agradable y con buenas habilidades sociales.
Permisivo	No hay normas o limites firmes.  Poca exigencia.  Alta disponibilidad y reciprocidad.  Alta comunicación cuidador[1]hijo/a. No controlan de cerca las actividades de sus hijos.  No exigen un comportamiento adecuado.  Satisfacen hasta el menor de sus caprichos.  No saben decir “No”.   Valora la expresión y autorregulación de los niños.  Acuden a la menor demanda de atención.	Problemas en el rendimiento académico y social. Impulsivos y dominantes.  Inmadurez y se rinden con facilidad.  Baja capacidad a la frustración.  Egoísta. Manipuladores.  Dificultades para el autocontrol y responsabilidad.  Muy alegres, divertidos y expresivos.
Negligente	Un control relajado. Baja reciprocidad y afecto.  Cuidadores desatendidos.  No brindan contención a sus niños ni están emocional o físicamente disponibles para ellos.  No exigen mucho de sus niños, pero tampoco se muestran solícitos o afectuosos.  Delegan la crianza en terceros.	Los niños crecen abandonados.  No saben cumplir normas.  Tienen problemas de interacción social. Estos niños presentan problemas de identidad y baja autoestima.  No conocen la importancia de las normas, y, por tanto, difícilmente las cumplirán.  Son pocos sensibles a las necesidades de los demás.  Son vulnerables a presentar problemas de conducta, con los conflictos personales y sociales que esto conlleva.

Apego

¿Qué es el apego?

El apego es el vínculo afectivo que busca la proximidad o el contacto, entre esa díada formada por el niño y su madre, aunque la figura materna puede estar reemplazada por otra persona –madre adoptiva, abuela u otras personas- con quien/es el niño establece esa relación afectiva fundamental para su desarrollo cognitivo emocional en sus primeros años. 

Tipos de apego 

• Apego seguro 

Es un estilo de apego en el que el niño se siente seguro y protegido por la figura de apego (generalmente un cuidador principal), lo que le permite explorar el explorar el entorno con confianza. (Bowlby, 1969)

• Comportamientos del niño 

1. Desarrolla patrones de seguridad y confianza en sí mismo y en otros. 
2. Conducta verbal y no verbal que denota relaciones afectuosas. 
3. Relajado y contento con los reencuentros. 
4. Invita a jugar o interactuar. 
5. Muestra iniciativa para aproximarse físicamente. 
6. Tiene mejor autorregulación. 
7. Buena disposición ante las reglas y límites. 
8. Disminuye su llanto.

• Comportamientos del cuidador

1. Se involucra más con el niño. 
2. Responde más a sus señales. 
3. Su respuesta es más apropiada. 
4. Expresa más emociones positivas y menos negativas. 
5. Sabe de los gustos de los niños. 
6. Disfruta del contacto físico. 
7. Habla afectuosamente del niño.

• Apego inseguro-ambivalente 

Este tipo de apego se forma debido a que el cuidador o cuidadora en ciertas ocasiones esta con el niño y en otras no, es ambivalente como su nombre lo indica, depende de las emociones del cuidador las mismas que no tienen consistencia para el niño, por lo cual el apego es un tanto desorganizado y desorientado.

• Comportamientos del niño 

1. Pasividad en la conducta exploratoria al medio y de acercamiento a la madre. 
2. Dependencia exagerada y falta de autonomía. 
3. Percibe a su madre como alguien no disponible y no predecible. 
4. Comportamiento colérico, vigilante, indefenso y ambivalente. 
5. Conducta de aproximación y rechazo hacia la madre. 
6. Difícilmente se consuela y tranquiliza con su cuidador. 
7. Tiene poca o nula interacción con los otros. 
8. Llanto e irritabilidad. 
9. No acepta reglas y limites fácilmente. 

• Comportamientos del cuidador

1. Inconsistencia en la disponibilidad.
2. Insensibilidad ante las necesidades del niño. 
3. Si logra interactuar dependerá de su estado de ánimo o deseo. 
4. Muestra poco afecto positivo. Poca respuesta al llanto del niño. 
5. Poca accesibilidad, cooperación y aceptación del niño. 
6. No muestra rechazo al contacto físico con el niño. 
7. No respeta al niño e inicia interacciones en los momentos más inapropiados.
8.  Menor comunicación verbal. 
9. Mayor distanciamiento físico.

• Apego inseguro-evitativo 

El cuidador suele desatender de manera constante lo que el bebé necesita. Se trata de una manera de abandono emocional frente al menor, en la cual el cuidador cubre las necesidades de afecto, seguridad y protección. 

• Comportamientos del niño 

1. Evita física o afectivamente a la madre/cuidador o ignora su presencia y sus palabras. 
2. Mantiene distancia comunicativa en los reencuentros. 
3. Se aleja. Mira hacia otro lado. 
4. Ignora su presencia o sus palabras. 
5. Desvinculado de la madre. 
6. No la implica en sus juegos. 
7. No interactúa con personas extrañas. 
8. Escasa ansiedad por separaciones.

• Comportamientos del cuidador

1. Conductas constantes de colera, resentimiento y rechazo. 
2. Constante oposición a los deseos del niño. 
3. Regaña continuamente a su hijo. 
4. Estado de ánimo irritable. 
5. Interferencia física en la conducta de su hijo. 
6. Controladora en las actividades del niño. 
7. Utiliza la fuerza física para hacerlo entender. 
8. Poco contacto físico con el niño

• Apego desorganizado 

Ocurre cuando la madre o el cuidador por su propia historia personal, se convierte en fuente de miedo para el niño, generándole confusión por causa del maltrato, debido a que quien tendría que recurrir el niño como la figura protectora que le de seguridad, le lleva a actitudes contradictorias ante la duda de solicitar a su madre contención y tranquilidad. 

• Comportamientos del niño 

1. Carencia de estrategias y consistencia para afrontar el estrés. 
2. Movimientos y expresiones incompletas y mal dirigidos. 
3. Lentitud de movimientos, asimétricos, a destiempo y estereotipados. 
4. Búsqueda intensa de proximidad seguida de fuerte evitación. 
5. Parecen aturdidos y desorientados cuando el reencuentro se da con el adulto. 
6. Experimentan temor y confusión hacia el cuidador. 
7. Conductas controladoras hacia la figura principal. 
8. Expresión facial aturdida, deprimida o apática. 
9. Postura hipervigilante. 

• Comportamientos del cuidador

1. Alcoholismo. 
2. Drogadicción. 
3. Mal trato al hijo. 
4. Depresión. 
5. Historia de abuso infantil. 
6. Trastornos psiquiátricos. 
7. Suelen ser muy irrespetuosos. 
8. Invierten los papeles

Reflexión personal:

Personalmente considero que aprender e identificar los diferentes tipos de apegos es de suma importancia ya que nos ayudaría a escoger con mayor conciencia el tipo de vínculo afectivo que busca la cercanía y el contacto, entre esa díada formada por el niño y su madre, aunque la figura materna puede estar reemplazada por otra persona –madre adoptiva, abuela u otras personas- con quien/es el niño establece esa relación afectiva fundamental para su desarrollo cognitivo emocional en sus primeros años. Así se podrían evitar malentendidos y conflictos, aunque en estos influyan ciertos factores tanto emocionales, como culturales.

Referencias:

        Chamorro, L. (2012). El apego. Su importancia para el pediatra. Pediatr. (Asunción). 39(3), 199 - 206. https://revistaspp.org/index.php/pediatria/article/view/61 

    Maqueo, E. L. G., & Ancona, M. C. H. Y. (2014). Psicopatología riesgo y tratamiento de los problemas infantiles (1.a ed.)

    Garrido-Rojas, L. (2006). Apego, emoción y regulación emocional. Implicaciones para la salud. Revista Latinoamericana de Psicología, 38(3), 493-507. https://www.redalyc.org/pdf/805/80538304.pdf 

    Vergara, A., Peña, M., Chávez, P., & Vergara, E. (2015). El aporte de los nuevos estudios sociales de la infancia y el análisis crítico del discurso. Psicoperspectivas, 14(1). https://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-69242015000100006&script=sci_arttext